martes, 17 de mayo de 2016

XXXII EDICIÓN PREMIO FELIPE TRIGO

Carlos Luque Ruiz, alumno de 6º de Primaria de nuestro Colegio,  ha sido el ganador del  PREMIO LITERARIO FELIPE TRIGO, MODALIDAD INFANTIL B.

Carlos presentó el relato titulado "El viaje de Farid", que narra el viaje a España de un niño sirio, huyendo de la guerra.

¡ENHORABUENA!


EL VIAJE DE FARID


Hoy la maestra nos ha mandado hacer una redacción sobre algún viaje que hayamos hecho en familia. Yo no me decidía entre el viaje que hicimos hace dos años a la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia o el viaje que hicimos este verano al Parque Natural de Cabárcenos  en Cantabria.  Al final, acabé eligiendo este último.
 Al día siguiente fuimos leyendo nuestras redacciones. Laura la había hecho de su viaje a la Warner de Madrid,Roberto de su viaje al Oceanográfico de Lisboa, Luis de su viaje a la playa… Y así hasta que le llegó el turno a Farid. Farid es el nuevo, llegó hace un mes. No habla mucho y es bastante aburrido, además es un poco rarito (no sabe quién es Casillas y no come jamón).

Su redacción empezaba así:

<< Hola, me llamo Farid, que significa único y vengo de Alepo >>
La maestra nos explicó que Alepo es una ciudad situada al norte de Siria, muy cerca de la frontera con Turquía. Sus edificios más importantes eran el Minarete, la Mezquita y la Ciudadela, todos destruidos en los bombardeos. Tenía una población de algo más de 4 millones de habitantes, ahora muy disminuida por la guerra.
Después, la maestra le dijo a Farid que siguiera con la redacción.
<< Esta redacción va sobre mi viaje desde Alepo hasta España. Mi padre era profesor de la Universidad de Alepo, que es la segunda más grande de Siria, hasta que un día fue bombardeada y ya no quedó edificio en el que enseñar ni en el que aprender. Ese mismo día, mi padre llegó a casa anunciándonos la gran noticia de nuestro viaje. Me dijo que íbamos a emprender una gran aventura, viajaríamos por diferentes países, conoceríamos otras costumbres, otras lenguas, otros paisajes…Sonaba muy divertido y yo  estaba entusiasmado, por eso no entendía las lágrimas de mi hermana y de mi madre.
Al día siguiente, llené mi mochila con algo de ropa y provisiones. Tuve que dejar mis libros y juguetes favoritos, porque el viaje lo emprenderíamos a pie. Pero lo que más me costó fue tener que dejar a mis amigos. ¡Cómo me hubiera gustado meter en mi mochila a mi mejor amigo!
Ya en la calle vi que mis vecinos seguían el mismo camino que nosotros. La mayoría iban tristes y cabizbajos y no dejaban de mirar hacia atrás, yo sin embargo iba andando alegremente, siempre mirando hacia delante. Estaba deseando llegar al que sería mi nuevo país.
Mi padre me había explicado que tendríamos que ir andando hasta Izmir, una ciudad turca situada en la costa del mar Egeo. Desde allí cogeríamos un avión que nos llevaría directamente a Madrid, que es la capital de España, me explicó mi padre. Y es que mi padre había conseguido un puesto de conserje en un colegio de aquella ciudad.
Al principio todo fue bien, aunque la primera noche fue la más larga. Tuvimos que dormir en una explanada al lado de la carretera, porque todos los albergues estaban destruidos. A pesar del cansancio no podía dormir porque hacía mucho frío, por eso mi padre empezó a contarnos historias sobre el que sería nuestro nuevo hogar. Por ejemplo nos contó que en España son muy aficionados al fútbol y que tienen una de las mejores ligas del mundo. También nos contó que existían edificios musulmanes como la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba. Y así pasaban los días, entre largas caminatas y las superhistorias de mi padre.
 Recuerdo un día en el que estaba especialmente cansado y ya no podía dar un paso más, entonces mi padre me cogió a caballito y me contó la historia de un famoso hidalgo español llamado Don Quijote, que a lomos de su caballo luchaba contra las injusticias como un superhéroe. Ese día a pesar de la lluvia y las heridas de mis pies, lo pasé muy bien jugando con mi padre. Él era Rocinante y yo Don Quijote y los edificios en ruinas que veíamos a nuestro paso eran molinos españoles.
Y así, entre aventuras y juegos llegamos por fin a Izmir.
          Hasta que el Consulado Español no le diera a mi padre los papeles con su permiso de trabajo, tendríamos que esperar en un campo de refugiados. Yo no sabía qué era eso, pero mi padre me explicó que era como un gran campamento de verano: dormiríamos en tiendas de campaña, haríamos hogueras y contaríamos historias.
Todas las mañanas mi padre se acercaba al Consulado para ver si sus papeles ya habían llegado, pero todas las mañanas le decían que aún no. Un día le pregunté si no estaba triste por irse a trabajar de conserje siendo profesor de universidad, pero él me contestó que era mucho mejor así, porque podría conocer a los niños sin intimidarlos ( y es que a veces los maestros asustan un poco ).
Por las tardes mi padre me daba clases para que cuando llegase a España pudiera incorporarme a mi curso. También me daba clases de español. ¡Mi padre era muy listo!
Pronto conocí a otros niños y nos hicimos amigos, aunque como eran de otros países no nos entendíamos, pero jugando al fútbol todo era muy sencillo y no había problemas de comunicación. Había días que venían unas personas muy buenas que nos traían alimentos, medicinas, ropa,… Mi padre me dijo que eran como los Reyes Magos y me explicó esa bonita tradición cristiana, yo pensé que los niños españoles eran unos suertudos, y cada vez tenía más ganas de llegar a España.
          Una noche escuché a mi padre y a mi madre discutir. Ellos pensaban que mi hermana y yo dormíamos pero a mí me despertó un gusanillo en la barriga, tenía hambre. Mi madre le decía a mi padre que por qué no hacíamos como los demás y nos íbamos en barco, pero mi padre decía que no era seguro y que no pondría en peligro la vida de su familia. Mi madre insistía diciendo que la comida empezaba a escasear y muchos estaban enfermando. Además, ella le dijo que le habían asegurado que los barcos eran fiables, a lo que mi padre contestó que hasta la famosa Armada Invencible se hundió.   
      Hasta que un día mi padre llegó corriendo con unos papeles en la mano y una sonrisa en la cara: ¡Por fin nos íbamos a España!
     Cuando llegué a España no todo era tan genial como mi padre me lo había contado. Los niños hablaban muy deprisa y me costaba entenderlos, por eso hablaba poco. A veces me ofrecían sus bocatas pero estaban hechos de comidas que yo no podía comer y eso les resultaba raro. En el recreo me hablaron de un tal Casillas y como yo no le conocía ya no volvieron a preguntarme si quería jugar al fútbol, aunque yo lo estuviese deseando.
     Una tarde llegué a casa llorando y le dije a mi padre que me había mentido, que la vida aquí no era tan genial como me había prometido. Él sólo me abrazó y me dijo que tuviera paciencia, pero ya había pasado un mes y las cosas no habían mejorado.
Un día la maestra nos mandó hacer una redacción sobre un viaje en familia y mi padre me aconsejó que la hiciera sobre mi viaje a España. Fin>>
Cuando terminó se hizo un gran silencio en la clase que fue interrumpido por el timbre del recreo. Ese día le dijimos a Farid si quería jugar con nosotros al fútbol, y era muy bueno, hasta marcó un gol. Cuando dieron las dos y nos íbamos a casa, me fijé en que Farid tenía una gran sonrisa en la cara mientras corría hasta su padre, que lo esperaba en la puerta. Y es que su padre era el nuevo conserje de mi cole.             


viernes, 13 de mayo de 2016

VIII CONCURSO DE LECTURA EN PÚBLICO

De nuevo este curso volvemos a ser finalistas en el VIII Concurso de Lectura en Público, organizado por Bibliotecas Escolares de Extremadura. Y esta vez, ha sido por partida doble: finalistas en la modalidad individual y en la de grupo. 
 ¡ ENHORABUENA!

Seguro que en la final lo haréis estupendamente. ¡ÁNIMO!

!
MODALIDAD GRUPO. 
 Fernando, Carlos, Mara y Pilar

MODALIDAD INDIVIDUAL. 
Fabio Adrián